Cartel de Semana Santa 2020

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jueves, 31 de mayo de 2012

El milagro del Santísimo Sacramento (I)

Estando en los umbrales de uno de los Jueves del año que relucen más que el sol, quiero traer hoy aquí, este artículo con el objeto de difundir el origen, culto, y significado de la Festividad del Corpus Christis.

Este día también conocido como "El día del Señor", o Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una de las festividades más recientes, tiene su origen en el Siglo XIII, y surgió como reacción a las herejías que dudaban de la real presencia de Jesucristo en la Eucaristía. A partir de entonces se proclama dicha realidad con procesiones y alabanzas por las calles la presencia real de Cristo en las especies del Pan y del Vino.

Su día de celebración es el Jueves siguiente a la fiesta de la Stma. Trinidad, y es día de precepto, es decir los católicos debemos asistir a misa.

Tras esta introducción voy a adentrarme en la época y circunstancias que rodearon el origen de esta festividad y así conocemos su Historia.

La Edad Media fue un periodo difícil y vergonzoso para nuestra Iglesia. El Señor nos permitió en la condición de Hijos Libres como somos, que sufriera corrupción y herejías. Estas eran expuestas por figuras fuertes dentro de la misma Iglesia, una de las más graves fue la duda que se sembró en cuanto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ocasionando grandes confusiones y problemas de fe para muchos.

A finales del Siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un movimiento Eucarístico en la Abadía de Cornillón fundada en 1124 por el Obispo Albero de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas, Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Santa Misa y la fiesta del Corpus Christi.

Este movimiento surge en esta Abadía siendo la priora por aquellos años Santa Juliana de Mont Cornillón. La Santa nace en Retines cerca de Lieja, Bélgica, en 1193. Huérfana desde muy pequeña fue criada y educada por las monjas Agustinas de Mont Cornillón. Cuando creció profesó sus votos de religiosa y llegó a ser superiora de su comunidad. Murió el 5 de abril de 1258 en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.

Siempre anhelaba que hubiese una fiesta especial en honor al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, este anhelo se intensificó a raíz de una visión que tuvo en la que la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.


Santa Juliana de Mont Cornillón

Entonces la Santa comunicó estas apariciones a Monseñor Roberto de Thorete, obispo de Lieja, también al Docto Dominico Hugh posterior Cardenal de los Países Bajos y al archidiácono de Lieja, y más tarde al Papa Urbano IV.

En esos tiempos los obispos tenían potestad para ordenar fiestas en sus diócesis, y Mons. Thorete quedó impresionado, y convocó un sínodo en 1246 para que se celebrara la festividad al año siguiente; al mismo tiempo el Papa ordenó que se escribiera el oficio para esa ocasión.

Mons. Roberto no vivió para ver su orden llevada a cabo, murió en 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez al año siguiente el Jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde un obispo alemán se encargó de difundir la festividad por toda Alemania.

En el año 1263, el padre Pedro de Praga, apareció de no se sabe donde, este sacerdote era un buen hombre de grandes virtudes pero a causa de la corrientes ideológicas que se desataron entonces, a las que me he referido antes, estaba teniendo grandes dudas de la presencia física de Jesús en la Eucaristía. Entonces comenzó una peregrinación hacia Roma para orar ante la tumba de San Pedro.

En su camino a Roma, hizo noche en la pequeña localidad de Bolsena, muy cerca ya a Roma con la intención de celebrar la Eucaristía en la Iglesia de Santa Cristina, y hacerlo en el milagroso altar de esta Santa, de esta forma buscaba la ayuda que necesitaba pidiendo, no a los hombres, no buscó esta ayuda fuera de su Iglesia sino que lo hacía a Dios Nuestro Señor.

Según su costumbre este sacerdote rezó previamente a la Misa, su súplica siempre era la misma que le angustiaba y le había llevado a realizar esta peregrinación, pidió fe para creer sin reservas en el Regalo que Jesús hizo a los hombre en la tarde del Jueves Santo en la Última Cena. Tras esta meditación comenzó la Santa Misa, como de costumbre y al llegar a la Consagración, elevo la Hostia y pronunció "ESTO ES MI CUERPO", en ese justo momento el pan ácimo (sin levadura) comenzó a brotar sangre que cayó sobre el corporal, entonces el padre Pedro de Praga envolvió la hostia en el corporal y lo dejo sobre el altar.



El Papa Urbano IV, por aquél entonces, tenía la corte en Orvieto, al norte de Roma, y muy cerca de Bolsena, el sacerdote entonces acudió al Santo Padre para contar lo sucedido. Entonces el Papa envió inmediatamente a un obispo a comprobar lo sucedido y mandó que le trajesen la hostia envuelta en el corporal, esta procesión de la venerada reliquia se produjo el día 19 de junio de 1264.

El Santo Padre conmovido ante tal prodigio, y a petición de los obispos, permitió que la fiesta y el milagro de Bolsena se divulgue a toda la Iglesia, por medio de la Bula Pontificia "Transiturus" en la que reconoce la festividad del Corpus Christis. Esta bula fue promulgada y publicada el día 8 de Septiembre de 1264, de ahí que en algunos lugares o algunas Cofradías como la de San Bernardo de Sevilla o la de la Agonía del Barrio del Naranjo de Córdoba lo celebre en esta época del año. Esta fiesta fue fijada en el Jueves después de la octava de Pentecostés, y otorgando indulgencias a los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.

El Sumo Pontífice Urbano IV encargó redactar el oficio a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura, pero la muerte del Papa en octubre de ese mismo año obstaculizó la difusión de esta Fiesta. Su sucesor el Santo Padre Clemente V retomó el asunto en el Concilio de Viena en 1311, y más tarde el Papa Juan XXII reúne y promulga todas estas leyes y extiende la Fiesta al resto de la Iglesia.

Finalmente, el Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia Católica la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Jesucristo.

Fuente:
web corazones
web degelo
web sevillapedia
web aciprensa

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