Amy Hildebrand, nacida ciega en Estados Unidos hace 27 años, ha desafiado al limitado destino que los médicos predijeron para su vida y se ha convertido en fotógrafa profesional. Además de tener un despacho fotográfico junto a su pareja, Hildebrand completará pronto su proyecto de tomar una foto cada día durante mil días, todo un ejemplo de su especial sensibilidad hacia la luz y los colores. "Empecé a usar la cámara como mi ojo. Así podía enseñar a la gente exactamente qué estaba viendo yo", ha contado a ABCNews.
La discapacidad visual de Hildebrand se debe a su albinismo y los médicos vaticinaron que debería ir a una escuela especial y que nunca podría ir al cine con amigos. A los ocho meses comenzó a ver sombras."En aquella época el mundo era muy borroso, pero lleno de colores", recuerda. Podía ver la forma del sofá, pero no de qué tipo era la tela".
De adolescente se sometió a un tratamiento especial que le permitió recuperar parcialmente la visión y todo cambió. Ahora asegura que "la única discapacidad es el límite que te pongas a ti mismo. Se pueden conseguir grandes cosas si realmente te lo propones".
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